Por: Douglas Velásquez Jacome
Se originó una discusión entre los partidos políticos por cuenta de la posibilidad que el Congreso sesione de manera virtual, igualmente los órganos colegiados de la rama judicial, así como los demás organismos y entidades que conforman las ramas del poder público, algo que esta está superado en la regulación de las nuevas trasformaciones digitales y con la tecnología.
Hay congresistas, especialmente de oposición con intereses electorales, que insisten en que las sesiones del Congreso, mientras dura el aislamiento preventivo obligatorio por el Colvid-19, deben ser presenciales. El Gobierno, con buen tino, sostuvo la valides de las sesiones no presénciales o digitales.
El presidente Duque, quien esta crisis ha llevado el liderazgo 24/7, publicó un para todos los organismos y entidades que conforman las ramas del poder público, el Congreso, las asambleas departamentales, los concejos y los tribunales de justicia para que acudan a la tecnología y no frenar sus labores. Pocas horas después se publicó el Decreto Legislativo 491 de 2020 donde en su artículo 12 autoriza la posibilidad de sesiones virtuales del Congreso al disponer que los órganos, corporaciones, salas, juntas o consejos colegiados, de todas las ramas del poder público y en todos los órdenes por cualquier medio donde sus miembros puedan deliberar y decidir por comunicación simultánea o sucesiva. Las sesiones no presenciales deberán ser públicas, y señaló los procedimientos para no llamar a duda alguna.
Desde luego se excepcionó los asuntos y deliberaciones sujetas a reserva, como las de los órganos colegiados de la rama judicial, para lo cual se deberá utilizar únicamente los medios o canales habilitados para el efecto en el reglamento garantizados por la tecnología.
En el Senado y Cámara deberán hacer las adecuaciones necesarias para que los congresistas se pueda reunir de manera digital mientras que dura el aislamiento preventivo obligatorio por el coronavirus. Esos instrumentos están a la mano, no se requieren grandes contrataciones de asesoría, de compras de equipos ni de softwares.
Nadie pensó que esta tragedia global ante un enemigo invisible y asesino nos llevara a un Congreso virtual, público, transparente e inmediato.
*El autor es abogado especialista e investigador académico en regulación de Internet, telecomunicaciones y nuevos desarrollos tecnológicos