El día sin iva... y sin internet


Por: Douglas Velásquez Jácome
"El pasado viernes se comprobó que Colombia está en el peor escenario de atraso digital". ¿Por qué? Acá la respuesta

El internet y el comercio electrónico colapsaron y cayeron fumigados como mosquitos. “Estamos presentando congestión en nuestro canal virtual, no sabemos qué pasa”, decían impávidos los afiliados de Fenalco.

El internet fue incapaz de resistir seis millones de compras que representaron operaciones físicas por cinco billones de pesos en ventas en grandes tiendas invadidas por hordas de compradores arriesgándose a subir los datos de crecimiento de la curva de infectados de Minsalud. De su lado, el confinamiento ya había contribuido también a mayor demanda de consumo de internet en un 50% por su uso en la telemedicina, teletrabajo, telestudio, comercio electrónico, capacitación y comunicaciones en línea con aplicaciones como Team, Zoom, Webinar.

El problema con nuestro internet es la delgada banda con la que contamos, que eufemísticamente llamamos “banda ancha”. El internet transita por una infraestructura, tubo o autopista de fibra óptica y/o de espectro por donde se transmiten bits o contenidos de datos (voz, imágenes), cuya medida de velocidad de transmisión se da en megas por segundo. Por banda ancha se define regulatoriamente al menos 25 megas de descarga y 5 megas de subida, pero nuestros planes de internet no alcanzan la categoría de banda ancha oficial.

Hoy en Colombia solo uno de cada dos colombianos cuenta con internet fijo o móvil y de las 30.3 millones de conexiones a internet que existen no cumplen con las conexiones de banda ancha del contexto internacional. Así lo confirma un reciente informe del Instituto Británico Cable.co.uk, cuyas mediciones son ampliamente respetadas, donde se ubica a Colombia en el puesto 131 en velocidad de internet, por debajo de casi todos los países de la región, con un ancho de banda promedio de 3,4 megas reales. La velocidad promedio real en Taiwán es de 85 megas. No es que se demande demasiado, sino que la oferta del oligopolio de proveedores de telecomunicaciones es muy pobre, y los entes de regulación (CRC) y control (SIC) miran imperturbables para otro lado.

El país se expone a un catastrófico desarrollo social y económico ante el atraso de su transformación digital si no se impulsa un internet que permita el desembarco del blockchain o computación cuántica en la nube y del 5G, una tecnología de comunicación inalámbrica 20 veces más rápidas que las 4G que tienen una velocidad máxima de descarga de 20 GB, mientras las actuales 4G la tienen de 1 GB. En las nuevas transformaciones digitales entre las múltiples aplicaciones que requerirán de la infraestructura de internet de banda ancha real se hallan el teleeducación, el comercio electrónico, la justicia digital, teletrabajo, gobierno electrónico, teleagro, telemedicina y cirugía remota, la robótica, el almacenamiento ilimitado de datos colectivos o personales, ciudad digital.


Fecha: 2020-06-23
Douglas Velásques Abogados